Olor corporal, sudoración y bacterias implicadas

Información 17-09-15.

 

Secreciones cutáneas

La sudoración y el olor corporal ligado a ella son hechos habituales para la mayoría de las personas. La sudoración excesiva puede ocurrir cuando se realiza ejercicio, cuando existen temperaturas ambientales elevadas, o cuando se está nervioso, ansioso o en situaciones de estrés.

La sudoración se produce a través de dos tipos de glándulas sudoríparas, las glándulas ecrinas y las glándulas apocrinas. Estos dos tipos de glándulas producen dos tipos muy diferentes de sudor. Ambos tipos de sudor son por sí mismos inodoros.

Las glándulas ecrinas están presentes en casi toda la superficie corporal y se abren directamente a la superficie cutánea. Las glándulas apocrinas, a diferencia de las anteriores, están en las áreas abundantes en folículos pilosos, como ocurre con axilas e ingles, y drenan su secreción en la parte superior de los folículos pilosos, justo antes de que aquellos se abran a la superficie cutánea.

Cuando se eleva la temperatura corporal, las glándulas ecrinas segregan líquido a la superficie cutánea, de manera que enfría el cuerpo conforme el líquido secretado se evapora. Este líquido está compuesto principalmente por agua y sal.

Las glándulas apocrinas, por el contrario, producen un líquido lechoso, también incoloro e inodoro, hasta que se pone en contacto con las bacterias presentes en la piel, en cuyo momento da lugar a un mal olor.

Esta es la razón por la que el olor se atribuye a la degradación bacteriana de precursores presentes en el sudor. Estas bacterias serían las que al metabolizar varios productos secretados por las glándulas apocrinas en el cuello del folículo piloso, generarían los productos volátiles causantes del olor.

Varios factores como la edad, sexo, factores genéticos, factores ambientales (clima o situación de estrés), higiene personal, o el uso de cosméticos, entre otros, pueden contribuir al olor corporal, ya que estos factores modifican, de una u otra forma, la cantidad de sudoración, sus propiedades, o los tipos de bacterias presentes en la piel.

Bacterias implicadas en el mal olor

La piel consta de muchos nichos ecológicos, cada uno con una comunidad bacteriana específica. Existen áreas muy secas como el antebrazo, el tronco y las piernas con una densidad de bacterias de unas 102 bacterias/cm2, mientras que en la región umbilical, y los espacios interdigitales de pies la densidad es de 107 bacterias/cm2.

Se han identificado, mediante cultivos, varios grupos de bacterias como las más implicadas. Tradicionalmente las bacterias investigadas han sido aerobias y por ello siempre se ha hablado de Corynebacterium spp. (C. striatum, C. jeikeium), Staphylococcus spp. (S. epidermidis, S. haemolyticus), y Micrococcus spp.

Cuando se han realizado cultivos en anaerobiosis se han encontrado Propionibacterium spp. (P. acnes), y algunas otras bacterias anaerobias (Anaerococcus spp.).

Actualmente, se están realizando estudios con secuenciación masiva, y se están encontrando bacterias pertenecientes hasta en 19 grupos bacterianos diferentes.

La microbiota cutánea suele ser estable, gracias a los componentes lipídicos, a la descamación del estrato corneo cutáneo, y a la temperatura cutánea. Esta microbiota estable confiere resistencia del hospedador frente a la penetración de microorganismos que podrían causar infecciones.

Se han realizado estudios para comparar la flora microbiana en distintos individuos. En algunos estudios se ha encontrado diferencias entre varones y mujeres. Las bacterias corineformes (Corynebacterium spp.) serían más prevalentes en los varones, y contribuirían al olor más pronunciado de éstos. El alto aporte nutritivo y la humedad favorecería el desarrollo de las bacterias corineformes, e inhibiría el crecimiento de los cocos grampositivos (Staphylococcus spp. y Micrococcus spp.). Además, las glándulas apocrinas de los varones son de mayor tamaño y tendrían mayor actividad.

En otros estudios se ha investigado la flora cutánea según algunas prácticas de higiene axilar, como el rasurado, el uso de determinados cosméticos y de desodorantes. Las diferencias encontradas justifican el perfil diferente del olor de unos individuos a otros, ya que cambian los volúmenes de líquidos secretados por estas glándulas, cambian el perfil de la microbiota cutánea o su actividad metabólica. Algunos cosméticos poseen componentes que pueden ser utilizados por las bacterias como nutrimentos, como ocurre con los cosméticos que contienen glicerina, aminoácidos, hidrolizados de colágeno, o sustancias antimicrobianas que pueden favorecer la presencia de bacterias resistentes.

Tejidos de vestimenta y flora cutánea

Los tejidos de la vestimenta entran en contacto íntimo con los microorganismos cutáneos y del ambiente. Estos tejidos crean un ambiente templado y con frecuencia húmedo sobre la piel, que favorece el crecimiento de las bacterias en la piel y en los propios tejidos de la vestimenta.

El desarrollo de estas bacterias, además de producir olores, a veces desagradables, puede conllevar cambios de coloración, deterioro de los tejidos, irritación física, procesos alérgicos, o infecciones cutáneas.

La transferencia de microorganismos desde la piel a las fibras de los tejidos ocurre en varias fases: adherencia, crecimiento y daño de las fibras. El crecimiento de las bacterias en los tejidos de la vestimenta se debe a las secreciones de las glándulas sudoríparas apocrinas y los productos que contiene, a la descamación cutánea, a las partículas naturales existentes en las fibras de los tejidos, y a veces a las propias fibras.

Se ha estudiado la relación entre el tipo de tejido de la vestimenta y el olor generado. En principio cabe pensar que las fibras naturales serían más fácilmente afectadas por microbiota debido a los nutrientes naturales presentes en ellas. Así, las fibras de celulosa se degradan por determinadas bacterias u hongos que poseen enzimas celulolíticas.

Las fibras sintéticas que suelen tener en su constitución un derivado ftalato de poliestireno (polyethylene terephthalate –PET-), sin embargo, tienen mayor facilidad para acumular humedad en los espacios libres entre las fibras, que no es absorbida por las propias fibras. Estas fibras sintéticas serían menos susceptibles a la degradación microbiana por la propia naturaleza de las fibras.

Esta es la razón por la que las camisetas (T-shirts) de poliéster huelen significativamente peor y con un olor más intenso, comparadas con las mismas prendas de algodón.

También se han realizado estudios que demuestran que algunas bacterias se desarrollan mejor en los tejidos de unas vestimentas que en otras: Micrococcus spp. en las prendas de tejidos sintéticos; Staphylococcus spp. en ambas, sintéticas y de algodón; mientras que Corynebacterium spp. en ninguna de ellas.

Compuestos volátiles responsables del mal olor

Los compuestos volátiles, principales responsables del olor, comenzaron a describirse en 1991, cuando se describió la presencia de ácido 3-metil-3-hexenoico (3-methyl-2-hexenoic acid) (3M2H), uno de los principales componentes del olor axilar. Este producto es producido por las especies de corinebacterias, cuando degradan componentes secretados por las glándulas apocrinas presentes en la región axilar.

En 2003, se describió un compuesto relacionado: 3-hidroxi-3-methylhexanoic acid (HMHA), generado a partir de unos precursores constituidos por conjugados de HMHA y d-glutamina.

Posteriormente, se han ido implicando otros compuestos, como los azufrados (sulfurados), incluyendo 3-methyl-3-sulfanilhexan-1-ol (3M3SH). El precursor de este compuesto se ha identificado como un conjugado de cisteína-glicina-dipeptido.

Tanto 3M2H, como HMHA se producen por la escisión de 3M2H y HMHA-glutamina por la enzima N-acil-aminoacilasa de Corynebacterium spp. Posteriormente se ha encontrado que Anaerococcus spp., una bacteria anaerobia, también escinde HMHA de su conjugado con d-glutamina.

Junto a los compuestos anteriores (3M2H y HMHA), que corresponderían a ácidos grasos volátiles (VFAs) de cadena media (C6-C10), existen otros ácidos grasos volátiles de cadena corta (C2-C5).

Además de las corinebacterias, otras bacterias cutáneas como Staphylococcus spp. contribuyen a la producción de VFA de cadena corta.

Propionibacterium spp. metaboliza el ácido láctico y el glicerol parta producir VFAs como ácido acético y ácido propiónico.

Se han estudiado muchos esteroides productores de olor: 16-androstenes, 5a-androstenol y 5-a-androsterona;

El diacetil (2, 3-butanediona) se ha identificado como contribuyente al olor desagradable de cabeza.

Conclusiones

La secreción de las glándulas sudoríparas apocrinas contiene sustancias que cuando son metabolizadas por la flora bacteriana cutánea aeróbica y/o anaeróbica, genera metabolitos volátiles que son los responsables del olor de cada individuo, y de los olores poco agradables o desagradables que puedan emitirse por algunos individuos. Estos olores difieren en función de varias circunstancias de higiene personal, de productos que puedan reducir la secreción sudorípara, o modificar la flora cutánea. Las vestimentas pueden influir en estos olores, debido a la capacidad diferente que tienen las fibras de los diferentes tejidos para albergar a bacterias componentes de la flora cutánea.